sábado, 14 de noviembre de 2009

Terminología de La República

Apetito (thumos)

Apasionamiento excesivo a favor de aquello a lo que uno se siente vinculado o de oposición a aquello a lo que uno siente como amenaza o riesgo para los propios vínculos. Es la fuente del anhelo de honores, pero también es la fuente del sentimiento de respeto. Sócrates argumenta (4.439e-441c) que el apetito es la parte media del alma que puede vincular los deseos al intelecto o viceversa. Glaucón muestra el apetito de un modo ejemplar cuando en 2.372d objeta la presentación de Sócrates de la ciudad sana en la que se satisfacen todos los apetitos naturales y se cubren todas las necesidades racionales; declara tal vida como impropia de seres humanos, pues la siente como una ofensa a nuestra dignidad y la menosprecia, a su vez, como apta solamente para cerdos. La palabra nombra la misma cualidad presente en un caballo brioso o en quien está vivificado por una conversación estimulante (2.375a-b).

Aristocracia (aristokratia)

Gobierno de aquellos pocos mejor cualificados para ser gobernantes por habilidades naturales, carácter, y educación. En este diálogo nunca se usa para referirse al gobierno de aquellos que heredan fortuna o títulos.

Arte (technê)
Una combinación de conocimiento universal, experiencia particular, y práctica en una habilidad que permite que alguien produzca un resultado de un modo confiable. La palabra ‘ciencia’ no sería adecuada por un lado, mientras que la palabra ‘artesanía’ no lo sería por otro lado. Aunque los ejemplos en el diálogo van desde el conocimiento de la medicina hasta la habilidad para montar a caballo, un arte nunca es un mero aprendizaje libresco, ni una mera habilidad manual. Toda indagación que se haga con arte comprende un conjunto de capacidades que incluyen algo de teoría, una capacidad adquirida para reconocer cómo la teoría se aplica a casos particulares, y suficiente destreza para efectuar dicha aplicación. Sócrates introduce el ejemplo del arte en 1.332c, como una instancia incuestionable de la capacidad de obrar bien.
Carácter (êthos)
Una tendencia profunda y estable en el ser humano que tiene una base natural, pero que requiere ser formada por la educación y constituida por el pensamiento (3.400e). Aquello de lo que Céfalo habla en 1.329d como la condición para una buena vejez es tan sólo la disposición natural (tropos). Es la necesidad de proporcionar guardianes confiables a la ciudad lo que lleva a Sócrates a introducir la noción de carácter en 2.375c; a la vez, él muestra de qué está hablando en su esfuerzo para ayudar a cambiar el tropos de Glaucón y Adimanto respecto de la justicia (2.368b) en un estado de carácter que pueda adherirse a ella.
Ciudad (polis)
La comunidad política soberana y autosuficiente, limitada en tamaño por la capacidad de las personas para trabajar asociadamente hacia fines comunes. En tiempos de Platón la principal forma alternativa de gobierno era un imperio como el de Persia; cobijarlos ambos bajo un mismo nombre como el de ‘estado’ sería contrario al uso griego y a la naturaleza de las cosas mismas. Las Guerras Persas del siglo V ofrecieron la ocasión para que los griegos descubrieran lo que era distintivo de su organización política cuando estuvo amenazada la supervivencia de dicha organización. La comprensión de que la ciudad no es tierra y construcciones se muestra en Herodoto (Historia, VIII, 61) y se hace explícita en Tucídides (Las guerras del Peloponeso, I, 10). En 1.338d Trasímaco se vuelve a la ciudad como la arena en la que la justicia puede verse como es. A partir de 2.369a Sócrates lleva este examen un paso más allá, al pasar de la disposición azarosa de las ciudades reales al ensayo de ver la ciudad como es gracias al estudio de su origen.
Confianza (pistis)
La actitud del alma hacia las cosas percibidas por los sentidos, que acríticamente las toma como los seres verdaderos, originales y únicos.
Contemplación (theôria)
La mirada directa y tranquila de cualquier cosa visible o inteligible, que la toma en su totalidad y simplemente como es.
Democracia (demokratia)
Gobierno de la masa de la población, que en este diálogo viene animada por el deseo de la mayor libertad posible de coerción.

Devenir (to gignesthai, genesis, to gignomenon)
Existencia en tiempo y lugar como algo mutable y perecedero. En 6.508d, Sócrates dice que no puede haber conocimiento de nada que se encuentre en estado de devenir, sino sólo opinión cambiante.
Dialéctica (dialektikê)
Pensamiento o indagación que procede al modo de una conversación, a partir de opiniones, pasando por la prueba de opiniones, hasta opiniones mejor fundadas. Como parte de la educación completa del ser humano completo, Sócrates sostiene (7.533c-d) que la indagación dialéctica puede conducir más allá de la opinión, al conocimiento; pero la dialéctica es también el acercamiento humilde a otros que permite que la discusión sea un aprendizaje compartido y no un debate competitivo (1.348a-b). Sócrates la entiende como un poder inherente al discurso racional mismo, que lo lleva más allá de los presupuestos en que descansa en un momento dado (6.511b).
Educación (paideia)

En el Sofista de Platón (229d) la educación se distingue del entrenamiento en habilidades particulares y se dice que fue reconocida y nombrada por los atenienses. Allí el Extranjero eleata dice que su forma tradicional es una combinación de austera disciplina y gentil motivación. En 2.376e Sócrates particulariza sus dos componentes como ejercicio gimnástico y música. La última comprende todas las influencias que refinan y civilizan el alma, las artes inspiradas por las Musas de la poesía, la representación pictórica, y especialmente la narración de historias, además de la melodía, la armonía, y el canto. Gran parte de la República examina la música en su sentido amplio como el primer aspecto de la educación y el más abarcante de ella. Y como Sócrates dice aquí que la verdadera Musa educa por medio de la filosofía (8.548b-c), y en el Fedón (61a), que la mayor forma de la música es la filosofía, la totalidad de la República puede verse como una educación musical dirigida a almas jóvenes entusiastas.
Gobierno (politeia)
El título del diálogo, que significa una comunidad o una asociación política, o la distribución de funciones y responsabilidades entre las personas que pertenecen a ella. Es lo que hace que una ciudad sea una, y no tan sólo muchas personas viviendo cerca unas de otras, o sujetas en común a una fuerza. En este diálogo es una palabra más rica y más flexible que ‘régimen’ o ‘constitución’, y proporciona su metáfora central y rectora de una organización de partes o poderes dentro de cada alma humana que lleva a felicidad o desgracia. Ver, por ejemplo, su uso en 10.605b y 10.608b.
Imaginación (eikasia)
El poder de percibir la semejanza de una cosa ausente o invisible en alguna otra cosa. Esta otra cosa puede ser cualquier cosa: un objeto tridimensional, un patrón de colores, una expresión vocal, o una descripción en palabras. En este sentido la imaginación tiene un carácter activo, y no consiste en el mero tener representaciones mentales, lo que sería phantasia. La imagen de Sócrates de la línea dividida (6.509d-511e) se funda por completo en la relación entre imagen y original, y sugiere que la imaginación activa es el poder que mantiene juntos todo pensamiento y percepción de modo tal que nuestra experiencia sea una y completa.
Imitación (mimêsis)
La producción de una semejanza reconocible por una imaginación activa. La imagen producida siempre es perceptible por los sentidos o por la imaginación, pero la cosa asemejada y revelada en la imagen no tiene que serlo: en 2.375c y siguientes, Sócrates descubre en la imagen de un perro una clase de carácter humano que es a la vez gentil y fiero, y la semejanza apunta a una naturaleza filosófica en el original que no es posible tener en la imagen. El efecto de la imitación del carácter humano en relatos es un tema mayor en la República.
Intuición (nous)
La clase de pensamiento que contempla las cosas que piensa. Sócrates considera el ejercicio activo de este poder (noêsis) como la actividad superior del alma (6.511d), pues logra verdad y claridad en la mayor medida.
Justicia (dikaiosunê)
La virtud que gobierna las acciones y el lenguaje que refieren a otros seres humanos, según Trasímaco (1.338d-339a) sólo en una ciudad organizada, según Glaucón (2.358e-359b) en la sociedad humana en conjunto, según Sócrates (1.351c) en cualquier grupo de personas. El último modo de pensar acerca de lo que es la justicia tiene la sorprendente consecuencia de que la justicia puede estar presente dentro de una persona, como aquel poder que permite que cualquiera de nosotros sea una fuente de acción y no muchos impulsos; a su vez, esa posibilidad conduce a la analogía entre una ciudad y un alma que guía toda la indagación en la República. El título del diálogo se refiere primariamente al gobierno dentro de un alma humana como raíz de toda vida humana.

Lenguaje (logos)

El contenido inteligible del habla, que ni es griego o español, ni hablado o escrito. En particular, un logos puede ser cualquier unidad en el medio del lenguaje: una palabra, un significado, una oración, un enunciado, un relato, un argumento, un discurso, una descripción, una explicación. En matemáticas, un logos es una razón, un patrón inteligible de una relación en magnitud. De la ciudad que se construye una y otra vez en la República se dice con frecuencia que tiene su ser en el lenguaje.

Libertad (eleutheria)
En primer lugar, la condición de aquél que no es esclavo, y de aquella ciudad que no está bajo dominio extranjero. Convencionalmente, la condición de pretendida superioridad de aquellos que por cuna son tan acaudalados como para no necesitar de trabajo en su vida. Con mayor profundidad, la condición de cualquiera que gana cualquier grado de holganza gracias a la participación en la asociación política. Con menor profundidad, la mera ausencia de coacción buscada en las democracias; en 9.577d-e se encuentra el argumento que muestra que la esclavitud es inherente a esta clase de libertad. En últimas, el objetivo de toda la discusión en la República es mostrar la libertad como la norma que un alma educada apropiadamente se impone a sí misma (9.590d-591c), y que es capaz, por ende, de escoger su propia vida.
Moderación (sôphrosunê)
La virtud que permite que la respuesta humana a los deseos, como pueden ser el alimento, la bebida, o el sexo, o a las aversiones, como puede ser la autoridad, sea resultado de elección más bien que de impulso irracional. La palabra se usa en un sentido amplio, conversacional, en los diálogos de Platón, donde no se hace una distinción sistemática entre el estado determinado de carácter y el auto-control (en-krateia) que tiene que ejercerse de nuevo en cada ocasión. En la Ética a Nicómaco Aristóteles distingue estos dos aspectos, así como la capacidad general de reconocer un medio que pertenece a todas las virtudes de carácter y adherirse a él; en tal contexto, la palabra moderación no vertería adecuadamente el significado de sôphrosunê.
Oligarquía (oligarchia)

Literalmente, gobierno de unos pocos, pero en este diálogo se usa sólo para el gobierno suscitado por el amor del dinero, en el que la única cualificación para gobernar es la de ser propietario.
Pensamiento (dianoia)
El modo de tratar con cosas inteligibles que va de los presupuestos a las conclusiones. Sócrates lo contrasta con la intuición (6.510b-511c). Usa tanto el primero, en primer lugar (7.524d), como el segundo, en segundo lugar (7.534a), en un sentido amplio para referirse a la totalidad del poder de pensar.
Presupuesto (hupothesis)
Aquello que sin examen se toma como conocido y claro. El cognado español ‘hipótesis’ sería una traducción perfectamente admisible, sólo que se refiere a algo deliberadamente adoptado, mientras que Sócrates deja abierta la posibilidad de que meramente pueda ser una asunción no examinada (6.510c-d). Algo como ‘supuesto’ o ‘subyacente’ puede recoger su sentido literal de algo puesto debajo, con lo que Sócrates juega en 6.511b.
Prueba (elegchos)
La palabra deriva de un verbo que originalmente significa exponer a alguien a la desgracia, y se aplica a la refutación de algo contrario. Sócrates transforma la palabra para que signifique la prueba de una afirmación u opinión mediante el examen de sus implicaciones y presupuestos, y a lo largo de los diálogos de Platón anima a otros a realizar esta experiencia y los invita a que también él sea examinado. Es a lo que la gente se refiere cuando habla pedantemente del elenco socrático o vagamente del método socrático. En el libro primero de este diálogo, Céfalo se aleja de ella, Polemarco la acepta con dignidad, y Trasímaco la combate por todos los medios. Sócrates llama ‘dialéctico’ (7.534b-c) a alguien que la recibe, la aplica a sus propias opiniones, y la lleva lo más lejos que puede; considera que solamente una persona así es susceptible de recibir una educación completa.
Ser (to einai, ousia, to on)
No se refiere a la existencia sino a la identidad estable. En el dativo (tô onti) el participio puede significar ‘en su ser’ como opuesto a parecer, es decir, ‘en su propio ser’, esto es, aquel aspecto o parte de algo que hace que sea lo que es. En el plural (ta onta) se refiere a las cosas que son en el sentido más enfático, incluido todo aquello que siempre es exactamente lo que es.
Rey (basileus)
En este diálogo, siempre un gobernante único cuyo título para gobernar proviene del mérito y que gobierna por la ley y está sometido a ella.

Sabiduría (sophia)

El conocimiento directivo gracias al cual alguien puede evaluar el mejor modo de obrar o de hacer algo. Por lo tanto, su primera aplicación y la más extendida es a aquellos que poseen artes. Pero entonces se identifica primariamente con el juicio inteligente que puede dirigir la vida completa de un ser humano o de una comunidad (4.429a), y la palabra para inteligencia, phronêsis, puede usarse entonces indistintamente por ella (4.433b). Pero todos estos usos presuponen una habilidad para evaluar la evidencia de las cosas que son verdaderas en sí mismas, y esto se hace explícito en el estudio de un conocimiento sin presupuestos, y por lo tanto contemplativo, del ser inmutable (6.511b-e). La profundización gradual del significado de sophia a lo largo del diálogo desborda cualquier distinción verbal entre sabiduría práctica y sabiduría teórica, y Sócrates niega que ellas sean separables.
Timocracia, timarquía (timokratia, timarchia)
Palabras acuñadas en este diálogo (8.545b) para un gobierno como el de Esparta, animado por el amor del honor, y en el cual aquellos que reciben máximos honores reciben también el derecho de gobernar.
Tirano (turannos)
Un gobernante único que se impone a una comunidad política gobernada previamente de algún otro modo, o una monarquía en la que la sucesión prescrita por la ley recaería sobre alguien diferente. Sócrates argumenta (8.565d) que el modo natural para que un tirano llegue al poder se da dentro de la democracia, después de haber sido elegido como líder de la facción popular.
Valor (andreia)
La virtud que en medio de obstáculos intimidantes le permite a alguien perseverar en un curso de acción escogido libremente. No es el natural atrevimiento que puede encontrarse tanto en animales como en seres humanos, sino una capacidad que puede desarrollarse sólo por medio de la educación.
Virtud (aretê)
La excelencia de cualquier cosa como una instancia de su clase. La virtud de una jarra sería la de mantener líquidos sin que se derramen, reposar en una superficie sin volcarse, y tener una manija para fácil agarre. El diccionario de Liddell y Scout hace derivar la palabra del nombre de Ares, el dios de la guerra, pero es más probable que provenga del verbo arariskô, que significa ir bien o ser conforme. La virtud de una cosa consiste en estar bien adecuada a sus fines. Pero la palabra tenía una aplicación especial para los seres humanos, ya que se refería a cualquier cualidad de carácter por la que alguien sobresale y es admirado, habiendo cuatro cualidades de aquellas que eran primarias o cardinales: la sabiduría, la valentía, la moderación, y la justicia. Cuando Trasímaco niega que la justicia sea una virtud (1.348c), está retando la opinión convencional de que haya algo moral respecto de la excelencia humana, que considera, más bien, como un sobresalir entre otros en conseguir las cosas que uno quiere. Sócrates responde con el argumento de que todas las actividades exitosas dependen de un conocimiento de lo que exactamente exige una situación determinada. La virtud humana, entonces, no sería una superioridad comparativa o competitiva, sino que sería de la misma clase que la virtud de cualquier otra cosa.

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