domingo, 6 de diciembre de 2009

Platón y Aristóteles, comparativa de sus teorías


Para empezar, os propongo el enlace a una presentación power point en la que se explica cómo tenemos que realizar la comparación entre filósofos.
Tenemos una comparación en "La coctelera".
Un esquema comparativo. Esta muy bien, pero recordar que se trata de realizar una composición filosófica y no vale responder copiando el cuadro.
Otra comparación planteada para un comentario PAU.
Por úlmito, recordar que debeis hacer referencias hacia la vigencia actual de las teorías de Platón y aportar vuestro punto de vista respecto de las mismas resaltando aquellos aspetos que os hayan parecido más interesantes. En este sentido, transcribo literalmente los criterios que se tendrán en cuenta para corregir esta parte del examen PAU:

"Tercera cuestión: se valorará el conocimiento de otro autor y su relación con el tema planteado en el texto (se puntuará con un máximo de 2 puntos), así como la argumentación razonada del alumno sobre la vigencia de la posición filosófica del autor del texto (se puntuará con un máximo de 1 punto)".

Según nos comentaron, para la "argumentación razonada", no se espera de vosotros que realiceís un "analisis académico" sobre la vigencia actual de las teorías de Platón. Se trata, más bien, de que planteeis, de forma razonada, hasta que punto podrían servir (decir que puntos sí y cuáles no) hoy dichas teorías. Por otra parte, estaría bien (también de forma razonada) decir que te han parecido personalmente dichas teorías, que planteamientos te han resultado más interesantes y con cuales estás menos de acuerdo.

Materiales para el comentario del Mito de la Caverna



A continuación os recomiendo una selección de enlaces a páginas web en la que podemos encontrar interesantes materiales para comentar en Mito de la Caverna. Os recuerdo que dicho mito se presta a varias interpretaciones, pero que a la que debemos prestar mayor atención es a su relación con las teorías políticas de Platón:


Comentario sobre el miro realizado en un foro: lo bueno que tiene es que emplea un lenguaje claro y da alguna versión sobre como entender el mito si hubiese sido escrito hoy dia.


Pincha aquí para ir al web: Comentario sobre el mito de la caverna


Texto PAU Platón: Se trata de un blog de Eugenio Sánchez Bravo titulado "Aula de Filosofía". Su consulta es muy interesante porque va comentando todo el mito por fragmentos. Además se incluye un interesante video y una bibliografía.


Pincha aquí para ir al web: Texto PAU Platón: el mito de la caverna


Mito o Alegoría de la Caverna: Archivo de texto para ser descargado. Se trata de un documento muy interesante, especialmente la última parte, en la que se aplica el mito de la caverna a la teoría política de Platón. Concretamente al papel que ha de desempeñar el filosofo en el Gobierno de la ciudad.


Pincha aquí para descargar el documento: Mito o Alegoría de la Caverna


Glosario del Mito de la Caverna


IDEA: En el pensamiento platónico la idea no sólo tiene valor mental sino que es una realidad absoluta, independiente, única, inteligible, inmutable, universal y eterna. Las ideas forman parte de un mundo jerarquizado cuya idea suprema es la de Bien.. Las ideas se conocen con la razón y la ciencia que nos permite acceder a ellas es la dialéctica. En el mito de la caverna las ideas se corresponderían con los seres del exterior.


BIEN: es la idea suprema del mundo inteligible y representa en él lo que el sol en el mundo sensible. El Bien, como el sol, es lo que da vida y luz y por tanto posibilita la existencia y el conocimiento del resto de las ideas. En el proceso del conocimiento lo último que se conoce a través de la dialéctica sería la idea de Bien y, continuando con el intelectualismo moral de Sócrates, Platón identifica la virtud con el saber y por tanto sólo actuará bien quien conozca la idea de Bien.


BELLO EN SÍ: Lo bello en sí representa la idea de belleza y como tal es eterna, única, universal e inmutable y sólo podemos conocerla a través de la razón. Las cosas sensibles bellas imitan o participan de la idea de belleza.


ÁMBITO INTELEGIBLE: Representa el mundo de las ideas platónico compuesto de dos regiones, la de los entes matemáticos y las ideas. Este ámbito sólo puede conocerse con la razón; con el razonamiento discursivo (matemáticas) conocemos la primera región y con la inteligencia pura, utilizando la dialéctica, accedemos a la contemplación de las ideas.


ÁMBITO VISIBLE: En la filosofía platónica representa el mundo sensible que es una copia del inteligible. Este mundo es material, perecedero, cambiante y múltiple y se conoce a través de los sentidos (opinión). Este ámbito está formado por sombras e imágenes cuyo conocimiento se denomina conjetura y por los objetos físicos cuyo conocimiento se llama creencia.


VERDAD: Para Platón la verdad se corresponde con el conocimiento de las ideas a través de la razón frente al conocimiento del mundo sensible que es sólo opinión.


INTELIGIBLE: Con este término Platón se refiere al conocimiento de las ideas con la inteligencia a través de la ciencia denominada dialéctica. OPINIÓN: Conocimiento del mundo sensible, de las cosas materiales, perecederas y mutables. Se divide en dos formas: conjetura o conocimiento de las imágenes y sombras y creencia o conocimiento de los objetos físicos.


CIENCIA: Para Platón la ciencia es el verdadero saber, el conocimiento del mundo inteligible a través de la razón. Abarca dos formas: el razonamiento discursivo que permite el conocimiento de los entes matemáticos y la dialéctica que permite el conocimiento de las ideas a través de la inteligencia pura.


GÉNESIS: en este fragmento génesis significa origen y vida y de la misma forma que el sol posibilita la vida de los seres en el mundo sensible, la idea suprema de Bien hace posible la existencia de las demás ideas.


ESENCIA: Con este término Platón se refiere a las ideas o formas que son universales, únicas, inteligibles, inmutables e imperecederas y sólo pueden conocerse con la razón. Existen porque el Bien les da vida y luz.


DIALÉCTICA: Ciencia suprema en el pensamiento platónico a través de la cual, utilizando la inteligencia pura, accedemos a la contemplación de las ideas. Representa la última fase del proceso del conocimiento que culmina con el acceso a la idea de Bien.


ARTES: en este fragmento Platón con el término artes se refiere al conocimiento de los entes matemáticos a través del razonamiento discursivo como paso previo al conocimiento de las ideas con la dialéctica. Este conocimiento racional y no sensible es un paso intermedio en el proceso que nos lleva a la contemplación de las ideas. Con las artes Platón se refiere a la geometría, aritmética, cálculo…


PENSAMIENTO DISCURSIVO: Uso de la razón para conocer los entes matemáticos como paso previo al conocimiento de las ideas.


LIBERACIÓN DE SUS CADENAS: con esta expresión Platón se refiere a la forma en que el prisionero del mito de la caverna abandona el mundo sensible y se acerca al inteligible. Las cadenas mantienen al alma humana contemplando sólo las sombras o imágenes (conjetura) y su ruptura permite el ascenso al exterior a través del conocimiento. Esto representa el proceso largo y lento de la educación que nos permite dirigir nuestra mirada hacia las ideas.


MIRANDO A LA LUZ: en la filosofía platónica la luz puede representar el sol del mundo sensible (el fuego de la caverna) y la idea de Bien en el mundo inteligible. Mirar a la luz es iniciar el proceso del conocimiento que llevará a la contemplación de las ideas a pesar de que tengamos que acostumbrarnos a ella porque al principio nos deslumbre.


ESCARPADA Y EMPINADA CUESTA: Es el trayecto lento y costoso que debe recorrer el alma humana (el prisionero) para pasar del mundo sensible (caverna) al inteligible (exterior). Esto podría verse reflejado en las distintas fases de conocimiento que propone Platón hasta llegar a la Idea de Bien.

COSAS DE ARRIBA: con esta expresión Platón designa a las ideas, realidades independientes, imperecederas e inmutables que se encuentran en el mundo inteligible (exterior de la caverna) y que sólo podemos conocer con la razón.


SOMBRAS: región del mundo sensible, copia de los objetos físicos. Las sombras son mutables, perecederas, múltiples… y se conocen con los sentidos. El grado de conocimiento de las imágenes o sombras Platón lo llama conjetura.


PRISIONEROS: en el mito de la caverna de Platón los prisioneros representan el alma humana que tienen que esforzarse para acceder al mundo de las ideas y así librarse de la cárcel que representa el cuerpo o caverna.


REMINISCENCIA: Teoría en la que Platón identifica el conocimiento con el recuerdo. Conocer consistiría en recordar las ideas que el alma humana había contemplado antes de caer prisionera en el cuerpo.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Las ideas políticas de "La República"



LA REPÚBLICA: Para Platón la justicia es el fin tanto de la ética como de la política por lo tanto, al analizar el modelo ético de vida buena estamos analizando, a su vez, el modelo de estado político perfecto. La ética platónica es una ética intelectualista ya que afirma que el mero conocimiento de lo que es bueno hace que el hombre actúe con bondad; el mal es una mera ignorancia de lo que nos conviene ya que, según el filósofo griego, el bien moral coincide con la felicidad: si queremos el bien es porque es bueno no sólo éticamente sino porque es bueno para nuestra felicidad. Así Platón considera que lo que persigue la ética es la felicidad del individuo mientras que la política persigue la felicidad del cuerpo político.
Desde esta perspectiva intelectualista el malvado que obra movido por un deseo desenfrenado, la envidia o cualquier otra pasión es como el niño pequeño que cree que tomar sólo dulces le hará feliz desconociendo que este comportamiento le acarreará dolor de estómago o, poniendo otro ejemplo, el hombre justo es como aquel que aún sabiendo que una medicina es amarga y desagradable se la toma porque conoce que le es útil y le sanará. De este modo, debemos saber qué es el hombre para saber cuál es su felicidad, por esta razón Platón intenta fundar su ética y su política en una antropología, es decir, en un análisis de lo que es el hombre.
Platón analiza al hombre y encuentra que existen tres motivaciones en sus actos que se corresponde a tres tipos de alma. Las tres almas son: el alma racional, el alma irascible y el alma apetitiva. El alma apetitiva es aquella que busca la satisfacción de los deseos como sexo, dinero, comida, etc.; Platón la representa como un monstruo amorfo con múltiples cabezas y en su diálogo el Timeo la localiza en el hígado. El alma irascible es en la que reside la agresividad y el deseo de lucha, generalmente está aliada al alma racional: cuando una persona sufre una injusticia lucha más ardientemente y con más fuerza que cuando sabe que la razón no está de su parte; es representada por un león y en el Timeo se localiza en el corazón. Por último, el alma más importante, la racional, se identifica con nuestra inteligencia teorética y ética es decir, es aquella parte que construye argumentos y reflexiona sobre conceptos; es como un pequeño hombre que está dentro de nosotros mismos que se asienta, según el Timeo, en el cerebro.
La justicia para Platón es que la parte racional controle a la parte irracional y apetitiva con ayuda del alma irascible. Así la justicia queda definida como aquel estado de cosas en donde cada uno atiende a lo suyo y cumple su función. La justicia ética es aquel estado en donde los apetitos son medidos y controlados por la inteligencia y los impulsos fogosos del alma irascible están igualmente supeditados al control de la razón. De este modo el hombre es feliz ya que de otro modo su alma se vería continuamente conturbada por apetitos insaciables que obligarían al hombre a esclavizar su propia naturaleza racional en una búsqueda ciega e inacabable pues los deseos del alma apetitiva son innumerables y por su propia naturaleza insaciables. Platón, siguiendo a los pitagóricos, será uno de los primeros filósofos que apuesten por una ética contemplativa con tintes ascéticos.
Del mismo modo que existen tres almas en el hombre en el estado deben existir tres partes; el estado justo será aquel en el que sus partes cumplan sus funciones más armónica y estrictamente. El pueblo trabajador se corresponde al alma apetitiva en el estado; el ejercito se corresponde al alma irascible; y, por último, los filósofos son al estado lo que el alma racional es al individuo. La función de la clase filosófica es la de gobernar el estado, del mismo modo que el alma racional en el hombre justo debía controlar sus actos; los guardianes tienen como propósito defender el estado y auxiliar a los filósofos en la tarea de gobernar pero siempre estando a sus órdenes; finalmente, el pueblo trabajador tiene como función cumplir las órdenes que emanan de las otras clases superiores. Antes de continuar debemos dejar claro que cuando Platón habla de los filósofos como clase gobernante no se refiere simplemente a alguien que haya estudiado filosofía tal y como hoy entendemos la palabra filósofo; Platón toma la palabra filósofo en sentido etimológico, es decir, el gobernante es el amigo de la sabiduría, el entendido, la persona que reflexiona y comprende los problemas políticos, en una palabra, un técnico de los asuntos públicos. Es muy recurrente en Platón el ejemplo de cómo gobernar una nave ¿quién debe dirigirla, quien tenga más dinero, quien sea más numeroso, quien sea más fuerte? La respuesta es obvia para el discípulo de Sócrates: la nave debe ser gobernada por quien más sabe, por el piloto; del mismo modo el estado debe ser dirigido por aquellos que tengan un conocimiento más perfecto sobre la realidad: los filósofos.
Así como en el individuo la armonía entre las partes de su alma tenía como fin la felicidad del mismo la armonía de las jerarquías del estado ideal platónico tiene como finalidad la felicidad del cuerpo político. Para evitar que se trastoque el fin del estado y los gobernantes y los guardianes empiecen a buscar su lucro personal se deben instituir ciertas normas en el estado. En primer lugar, entre los guardianes todo debe ser común y no debe existir propiedad privada; comerán todos juntos como una familia y dormirán en habitaciones comunes como si fueran soldados en campaña. Ya que entre los animales admitimos que machos y hembras de la misma especie son iguales y tienen las mismas características, exceptuando que las hembras son más débiles físicamente y que los machos no pueden parir, entre los guardianes hombres y mujeres tendrán los mismos derechos y vivirán también en común. Incluso las relaciones entre hombres y mujeres serán libres y no se establecerán familias tal y como las conocemos ya que los hijos de los guardianes serán criados todos en común y ni siquiera los padres sabrán quienes son sus hijos. De la casta de los guardianes saldrán los gobernantes filósofos, aquellos que destaquen en inteligencia y justicia serán los seleccionados para formar la casta gobernante. La casta de guardianes-filósofos no se mezclarán con el resto del pueblo ya que hay que intentar en lo posible que nazcan para el mando los mejores hijos de los mejores padres y los mejores padres son los de la casta gobernante; en el caso que por un azar un hijo de gobernante no esté a la altura de sus progenitores será entregado a los gobernados para que ellos lo eduquen y mantengan, en el caso contrario de que una mujer del pueblo tenga un hijo con una naturaleza superior este hijo será ascendido a la casta gobernante para que sea educado entre ellos.
Para asegurarse que los gobernantes sean lo mejor posible para la función de dirigir el estado deberán ser educados estrictamente para cumplir con su tarea. Es de vital importancia que los hijos de los guardianes y de los filósofos se eduquen mediante la gimnasia y la música; desde muy pequeño los niños aprenderán a coordinar sus movimientos a los ritmos agradables y suaves para que interioricen los principios de la armonía y el orden y para que además fortalezcan sus cuerpos haciéndolos ágiles para la lucha. Platón cuida mucho la educación musical y proscribe de su estado ideal los ritmos blandos y descompasados; mediante la degeneración del ritmo podría introducirse la degeneración de las costumbres por lo que hay que evitar toda innovación que no sea estrictamente aprobada por los reyes-filósofos.
En cuanto a la educación intelectual los primeros años de vida el guardián-filósofo los pasará estudiando matemáticas ya que esta disciplina permite familiarizarse con cosas inmutables y, además, despierta el intelecto. Poco después el joven estudiará astronomía para ser capaz de percibir el orden y la armonía que es la huella del demiurgo en el mundo físico. Por último, a los treinta años quienes hayan mostrado una mayor agudeza intelectual y fortaleza moral se le introducirá en el estudio de la dialéctica. La dialéctica es la disciplina que trata de conocer las cosas que son en sí es decir, en la metafísica platónica, las Formas; aquellos que avancen en el conocimiento de las Formas llegarán a la contemplación de la Forma suprema: la Forma de Bien. El conocimiento de la cúspide ontológica, la aprehensión de la idea de Bien no es un conocimiento mediato, meramente intelectual y comunicable con el lenguaje ordinario; la Forma suprema que da entidad a todo lo real sólo se conoce a través de una experiencia directa e incomunicable no accesible a la mayoría de los hombres. Aquellos que hayan experimentado el Bien serán los reyes-filósofos, en edad no menores a 50 años, mientras que todos aquellos que no hayan llegado a la total comprensión del Bien o carezcan de rasgos para evolucionar en su aprendizaje serán los que formen la casta de los guardianes.
Platón admite que su estado ideal como cualquier otra realidad del mundo físico está sujeto a la degradación por lo que tarde o temprano degenerará a otro sistema político menos perfecto. El estado ideal es llamado por el autor “aristocracia” que significa “gobierno de los mejores”; cuando en este estado ideal los guardianes guerreros empiezan a ocupar la posición que le correspondía a los filósofos aparece el primer sistema político degenerado: la “timarquía”. En la timarquía los guardianes acumulan riquezas y el poder a espaldas del pueblo trabajador, no cometen excesivos desmanes pero el deseo de honores es lo que mueve sus decisiones en vez del bien de la mayoría. En muchos sentidos la timarquía recuerda los regímenes militaristas del siglo XX y de la actualidad.
La timarquía degenera en “oligarquía” (gobierno de pocos) en donde la clase dirigente está compuesta ya no por los guerreros sino por aquellos que poseen las riquezas. Ya que en la timarquía el fin de los gobernantes era acumular riqueza es lógica la evolución hacia la oligarquía. El mayor problema de la oligarquía es la cohesión social, en este sistema de gobierno existen dos estados en uno: el estado de los pobres y el estado de los ricos siempre en conflicto entre sí.
La paupérrima situación de la clase pobre en la oligarquía lleva a esta a degenerar en “democracia” (gobierno del pueblo). Los pobres se alían entre sí y arrebatan el poder a los más ricos estableciendo en lo posible un sistema igualitario de participación política y la mayor libertad política posible. Todos gobiernan en el estado democrático y todos pueden vivir en libertad haciendo lo que les parezca bien. Pero este sistema también es imperfecto ya que mientras que en la oligarquía había dos cuerpos políticos en la democracia hay infinidad de ellos, tantos como individuos o familias. Todo el mundo hace lo que le viene en gana y no hay orden ni ley que se respete, los ignorantes tienen tanto poder como los sabios y la multitud se cree experta en todos los temas. Gobernar un estado democráticamente, dice Platón, es como pilotar una nave haciendo votaciones a las personas que están a bordo sepan o no sepan del arte de navegar. La democracia genera disensión, enfrentamientos continuos y caos social.
La democracia degenera en el sistema político más alejado del buen gobierno: la tiranía. En el estado democrático un demagogo se presenta como salvador de los pobres o de una amplia capa de población, con palabras zalameras toma el poder en la asamblea y todos lo siguen. Tras conseguir el poder político necesita una guardia que le proteja de las agresiones de sus enemigos, con esta guardia y con la connivencia de otros aliados de la ciudad o extranjeros se hace con el poder absoluto. El que parecía el salvador del pueblo se convierte en un tirano con plenos poderes que para mantener su preeminencia tiene que exterminar a todos sus enemigos.
Escrita en su madurez la República es quizás el diálogo más influyente de Platón y la primera utopía política de la que tenemos constancia escrita no obstante, en su vejez el autor ateniense reconstruyó esta utopía en su obra “Las Leyes” dándole un matiz más abierto y democrático a su proyecto político aunque conservando mucho de los elementos que aparecen en la República.

Terminología de La República

Apetito (thumos)

Apasionamiento excesivo a favor de aquello a lo que uno se siente vinculado o de oposición a aquello a lo que uno siente como amenaza o riesgo para los propios vínculos. Es la fuente del anhelo de honores, pero también es la fuente del sentimiento de respeto. Sócrates argumenta (4.439e-441c) que el apetito es la parte media del alma que puede vincular los deseos al intelecto o viceversa. Glaucón muestra el apetito de un modo ejemplar cuando en 2.372d objeta la presentación de Sócrates de la ciudad sana en la que se satisfacen todos los apetitos naturales y se cubren todas las necesidades racionales; declara tal vida como impropia de seres humanos, pues la siente como una ofensa a nuestra dignidad y la menosprecia, a su vez, como apta solamente para cerdos. La palabra nombra la misma cualidad presente en un caballo brioso o en quien está vivificado por una conversación estimulante (2.375a-b).

Aristocracia (aristokratia)

Gobierno de aquellos pocos mejor cualificados para ser gobernantes por habilidades naturales, carácter, y educación. En este diálogo nunca se usa para referirse al gobierno de aquellos que heredan fortuna o títulos.

Arte (technê)
Una combinación de conocimiento universal, experiencia particular, y práctica en una habilidad que permite que alguien produzca un resultado de un modo confiable. La palabra ‘ciencia’ no sería adecuada por un lado, mientras que la palabra ‘artesanía’ no lo sería por otro lado. Aunque los ejemplos en el diálogo van desde el conocimiento de la medicina hasta la habilidad para montar a caballo, un arte nunca es un mero aprendizaje libresco, ni una mera habilidad manual. Toda indagación que se haga con arte comprende un conjunto de capacidades que incluyen algo de teoría, una capacidad adquirida para reconocer cómo la teoría se aplica a casos particulares, y suficiente destreza para efectuar dicha aplicación. Sócrates introduce el ejemplo del arte en 1.332c, como una instancia incuestionable de la capacidad de obrar bien.
Carácter (êthos)
Una tendencia profunda y estable en el ser humano que tiene una base natural, pero que requiere ser formada por la educación y constituida por el pensamiento (3.400e). Aquello de lo que Céfalo habla en 1.329d como la condición para una buena vejez es tan sólo la disposición natural (tropos). Es la necesidad de proporcionar guardianes confiables a la ciudad lo que lleva a Sócrates a introducir la noción de carácter en 2.375c; a la vez, él muestra de qué está hablando en su esfuerzo para ayudar a cambiar el tropos de Glaucón y Adimanto respecto de la justicia (2.368b) en un estado de carácter que pueda adherirse a ella.
Ciudad (polis)
La comunidad política soberana y autosuficiente, limitada en tamaño por la capacidad de las personas para trabajar asociadamente hacia fines comunes. En tiempos de Platón la principal forma alternativa de gobierno era un imperio como el de Persia; cobijarlos ambos bajo un mismo nombre como el de ‘estado’ sería contrario al uso griego y a la naturaleza de las cosas mismas. Las Guerras Persas del siglo V ofrecieron la ocasión para que los griegos descubrieran lo que era distintivo de su organización política cuando estuvo amenazada la supervivencia de dicha organización. La comprensión de que la ciudad no es tierra y construcciones se muestra en Herodoto (Historia, VIII, 61) y se hace explícita en Tucídides (Las guerras del Peloponeso, I, 10). En 1.338d Trasímaco se vuelve a la ciudad como la arena en la que la justicia puede verse como es. A partir de 2.369a Sócrates lleva este examen un paso más allá, al pasar de la disposición azarosa de las ciudades reales al ensayo de ver la ciudad como es gracias al estudio de su origen.
Confianza (pistis)
La actitud del alma hacia las cosas percibidas por los sentidos, que acríticamente las toma como los seres verdaderos, originales y únicos.
Contemplación (theôria)
La mirada directa y tranquila de cualquier cosa visible o inteligible, que la toma en su totalidad y simplemente como es.
Democracia (demokratia)
Gobierno de la masa de la población, que en este diálogo viene animada por el deseo de la mayor libertad posible de coerción.

Devenir (to gignesthai, genesis, to gignomenon)
Existencia en tiempo y lugar como algo mutable y perecedero. En 6.508d, Sócrates dice que no puede haber conocimiento de nada que se encuentre en estado de devenir, sino sólo opinión cambiante.
Dialéctica (dialektikê)
Pensamiento o indagación que procede al modo de una conversación, a partir de opiniones, pasando por la prueba de opiniones, hasta opiniones mejor fundadas. Como parte de la educación completa del ser humano completo, Sócrates sostiene (7.533c-d) que la indagación dialéctica puede conducir más allá de la opinión, al conocimiento; pero la dialéctica es también el acercamiento humilde a otros que permite que la discusión sea un aprendizaje compartido y no un debate competitivo (1.348a-b). Sócrates la entiende como un poder inherente al discurso racional mismo, que lo lleva más allá de los presupuestos en que descansa en un momento dado (6.511b).
Educación (paideia)

En el Sofista de Platón (229d) la educación se distingue del entrenamiento en habilidades particulares y se dice que fue reconocida y nombrada por los atenienses. Allí el Extranjero eleata dice que su forma tradicional es una combinación de austera disciplina y gentil motivación. En 2.376e Sócrates particulariza sus dos componentes como ejercicio gimnástico y música. La última comprende todas las influencias que refinan y civilizan el alma, las artes inspiradas por las Musas de la poesía, la representación pictórica, y especialmente la narración de historias, además de la melodía, la armonía, y el canto. Gran parte de la República examina la música en su sentido amplio como el primer aspecto de la educación y el más abarcante de ella. Y como Sócrates dice aquí que la verdadera Musa educa por medio de la filosofía (8.548b-c), y en el Fedón (61a), que la mayor forma de la música es la filosofía, la totalidad de la República puede verse como una educación musical dirigida a almas jóvenes entusiastas.
Gobierno (politeia)
El título del diálogo, que significa una comunidad o una asociación política, o la distribución de funciones y responsabilidades entre las personas que pertenecen a ella. Es lo que hace que una ciudad sea una, y no tan sólo muchas personas viviendo cerca unas de otras, o sujetas en común a una fuerza. En este diálogo es una palabra más rica y más flexible que ‘régimen’ o ‘constitución’, y proporciona su metáfora central y rectora de una organización de partes o poderes dentro de cada alma humana que lleva a felicidad o desgracia. Ver, por ejemplo, su uso en 10.605b y 10.608b.
Imaginación (eikasia)
El poder de percibir la semejanza de una cosa ausente o invisible en alguna otra cosa. Esta otra cosa puede ser cualquier cosa: un objeto tridimensional, un patrón de colores, una expresión vocal, o una descripción en palabras. En este sentido la imaginación tiene un carácter activo, y no consiste en el mero tener representaciones mentales, lo que sería phantasia. La imagen de Sócrates de la línea dividida (6.509d-511e) se funda por completo en la relación entre imagen y original, y sugiere que la imaginación activa es el poder que mantiene juntos todo pensamiento y percepción de modo tal que nuestra experiencia sea una y completa.
Imitación (mimêsis)
La producción de una semejanza reconocible por una imaginación activa. La imagen producida siempre es perceptible por los sentidos o por la imaginación, pero la cosa asemejada y revelada en la imagen no tiene que serlo: en 2.375c y siguientes, Sócrates descubre en la imagen de un perro una clase de carácter humano que es a la vez gentil y fiero, y la semejanza apunta a una naturaleza filosófica en el original que no es posible tener en la imagen. El efecto de la imitación del carácter humano en relatos es un tema mayor en la República.
Intuición (nous)
La clase de pensamiento que contempla las cosas que piensa. Sócrates considera el ejercicio activo de este poder (noêsis) como la actividad superior del alma (6.511d), pues logra verdad y claridad en la mayor medida.
Justicia (dikaiosunê)
La virtud que gobierna las acciones y el lenguaje que refieren a otros seres humanos, según Trasímaco (1.338d-339a) sólo en una ciudad organizada, según Glaucón (2.358e-359b) en la sociedad humana en conjunto, según Sócrates (1.351c) en cualquier grupo de personas. El último modo de pensar acerca de lo que es la justicia tiene la sorprendente consecuencia de que la justicia puede estar presente dentro de una persona, como aquel poder que permite que cualquiera de nosotros sea una fuente de acción y no muchos impulsos; a su vez, esa posibilidad conduce a la analogía entre una ciudad y un alma que guía toda la indagación en la República. El título del diálogo se refiere primariamente al gobierno dentro de un alma humana como raíz de toda vida humana.

Lenguaje (logos)

El contenido inteligible del habla, que ni es griego o español, ni hablado o escrito. En particular, un logos puede ser cualquier unidad en el medio del lenguaje: una palabra, un significado, una oración, un enunciado, un relato, un argumento, un discurso, una descripción, una explicación. En matemáticas, un logos es una razón, un patrón inteligible de una relación en magnitud. De la ciudad que se construye una y otra vez en la República se dice con frecuencia que tiene su ser en el lenguaje.

Libertad (eleutheria)
En primer lugar, la condición de aquél que no es esclavo, y de aquella ciudad que no está bajo dominio extranjero. Convencionalmente, la condición de pretendida superioridad de aquellos que por cuna son tan acaudalados como para no necesitar de trabajo en su vida. Con mayor profundidad, la condición de cualquiera que gana cualquier grado de holganza gracias a la participación en la asociación política. Con menor profundidad, la mera ausencia de coacción buscada en las democracias; en 9.577d-e se encuentra el argumento que muestra que la esclavitud es inherente a esta clase de libertad. En últimas, el objetivo de toda la discusión en la República es mostrar la libertad como la norma que un alma educada apropiadamente se impone a sí misma (9.590d-591c), y que es capaz, por ende, de escoger su propia vida.
Moderación (sôphrosunê)
La virtud que permite que la respuesta humana a los deseos, como pueden ser el alimento, la bebida, o el sexo, o a las aversiones, como puede ser la autoridad, sea resultado de elección más bien que de impulso irracional. La palabra se usa en un sentido amplio, conversacional, en los diálogos de Platón, donde no se hace una distinción sistemática entre el estado determinado de carácter y el auto-control (en-krateia) que tiene que ejercerse de nuevo en cada ocasión. En la Ética a Nicómaco Aristóteles distingue estos dos aspectos, así como la capacidad general de reconocer un medio que pertenece a todas las virtudes de carácter y adherirse a él; en tal contexto, la palabra moderación no vertería adecuadamente el significado de sôphrosunê.
Oligarquía (oligarchia)

Literalmente, gobierno de unos pocos, pero en este diálogo se usa sólo para el gobierno suscitado por el amor del dinero, en el que la única cualificación para gobernar es la de ser propietario.
Pensamiento (dianoia)
El modo de tratar con cosas inteligibles que va de los presupuestos a las conclusiones. Sócrates lo contrasta con la intuición (6.510b-511c). Usa tanto el primero, en primer lugar (7.524d), como el segundo, en segundo lugar (7.534a), en un sentido amplio para referirse a la totalidad del poder de pensar.
Presupuesto (hupothesis)
Aquello que sin examen se toma como conocido y claro. El cognado español ‘hipótesis’ sería una traducción perfectamente admisible, sólo que se refiere a algo deliberadamente adoptado, mientras que Sócrates deja abierta la posibilidad de que meramente pueda ser una asunción no examinada (6.510c-d). Algo como ‘supuesto’ o ‘subyacente’ puede recoger su sentido literal de algo puesto debajo, con lo que Sócrates juega en 6.511b.
Prueba (elegchos)
La palabra deriva de un verbo que originalmente significa exponer a alguien a la desgracia, y se aplica a la refutación de algo contrario. Sócrates transforma la palabra para que signifique la prueba de una afirmación u opinión mediante el examen de sus implicaciones y presupuestos, y a lo largo de los diálogos de Platón anima a otros a realizar esta experiencia y los invita a que también él sea examinado. Es a lo que la gente se refiere cuando habla pedantemente del elenco socrático o vagamente del método socrático. En el libro primero de este diálogo, Céfalo se aleja de ella, Polemarco la acepta con dignidad, y Trasímaco la combate por todos los medios. Sócrates llama ‘dialéctico’ (7.534b-c) a alguien que la recibe, la aplica a sus propias opiniones, y la lleva lo más lejos que puede; considera que solamente una persona así es susceptible de recibir una educación completa.
Ser (to einai, ousia, to on)
No se refiere a la existencia sino a la identidad estable. En el dativo (tô onti) el participio puede significar ‘en su ser’ como opuesto a parecer, es decir, ‘en su propio ser’, esto es, aquel aspecto o parte de algo que hace que sea lo que es. En el plural (ta onta) se refiere a las cosas que son en el sentido más enfático, incluido todo aquello que siempre es exactamente lo que es.
Rey (basileus)
En este diálogo, siempre un gobernante único cuyo título para gobernar proviene del mérito y que gobierna por la ley y está sometido a ella.

Sabiduría (sophia)

El conocimiento directivo gracias al cual alguien puede evaluar el mejor modo de obrar o de hacer algo. Por lo tanto, su primera aplicación y la más extendida es a aquellos que poseen artes. Pero entonces se identifica primariamente con el juicio inteligente que puede dirigir la vida completa de un ser humano o de una comunidad (4.429a), y la palabra para inteligencia, phronêsis, puede usarse entonces indistintamente por ella (4.433b). Pero todos estos usos presuponen una habilidad para evaluar la evidencia de las cosas que son verdaderas en sí mismas, y esto se hace explícito en el estudio de un conocimiento sin presupuestos, y por lo tanto contemplativo, del ser inmutable (6.511b-e). La profundización gradual del significado de sophia a lo largo del diálogo desborda cualquier distinción verbal entre sabiduría práctica y sabiduría teórica, y Sócrates niega que ellas sean separables.
Timocracia, timarquía (timokratia, timarchia)
Palabras acuñadas en este diálogo (8.545b) para un gobierno como el de Esparta, animado por el amor del honor, y en el cual aquellos que reciben máximos honores reciben también el derecho de gobernar.
Tirano (turannos)
Un gobernante único que se impone a una comunidad política gobernada previamente de algún otro modo, o una monarquía en la que la sucesión prescrita por la ley recaería sobre alguien diferente. Sócrates argumenta (8.565d) que el modo natural para que un tirano llegue al poder se da dentro de la democracia, después de haber sido elegido como líder de la facción popular.
Valor (andreia)
La virtud que en medio de obstáculos intimidantes le permite a alguien perseverar en un curso de acción escogido libremente. No es el natural atrevimiento que puede encontrarse tanto en animales como en seres humanos, sino una capacidad que puede desarrollarse sólo por medio de la educación.
Virtud (aretê)
La excelencia de cualquier cosa como una instancia de su clase. La virtud de una jarra sería la de mantener líquidos sin que se derramen, reposar en una superficie sin volcarse, y tener una manija para fácil agarre. El diccionario de Liddell y Scout hace derivar la palabra del nombre de Ares, el dios de la guerra, pero es más probable que provenga del verbo arariskô, que significa ir bien o ser conforme. La virtud de una cosa consiste en estar bien adecuada a sus fines. Pero la palabra tenía una aplicación especial para los seres humanos, ya que se refería a cualquier cualidad de carácter por la que alguien sobresale y es admirado, habiendo cuatro cualidades de aquellas que eran primarias o cardinales: la sabiduría, la valentía, la moderación, y la justicia. Cuando Trasímaco niega que la justicia sea una virtud (1.348c), está retando la opinión convencional de que haya algo moral respecto de la excelencia humana, que considera, más bien, como un sobresalir entre otros en conseguir las cosas que uno quiere. Sócrates responde con el argumento de que todas las actividades exitosas dependen de un conocimiento de lo que exactamente exige una situación determinada. La virtud humana, entonces, no sería una superioridad comparativa o competitiva, sino que sería de la misma clase que la virtud de cualquier otra cosa.

martes, 10 de noviembre de 2009

La dialéctica en la teoría del conocimiento de Platón



Platón llama dialéctica a dos procesos, un proceso ascendente a de síntesis (vamos eliminando la multiplicidad y explicándola con definiciones que funcionan como principios hasta llegar al primero o idea del bien) y otro proceso de análisis o descendente (a través de la teoría de las ideas y de la idea del bien, vamos derivando es resto del sistema). Se trata, pues, de dos procesos de conocimiento.

Platón atribuyo, a veces, a la dialéctica un sentido más fuerte: se refirió a ella como el supremo grado de conocimiento de la idea de bien. Seria un conocimiento de un nivel superior al de la ciencia. Como esta idea es real y su conocimiento nos situaría en su presencia, la dialéctica, en este sentido, se ubicaría no en el terreno cognoscitivo (del conocimiento) sino en el ontológico (de lo real).

Un principio geométrico como el teorema de Pitágoras puedo considerarlo como hipótesis (algo que «se supone» porque no se demuestra en ese momento) para poder demostrar consecuencias concretas. Pero también lo puedo considerar una tesis demostrada que me sirva, como los peldaños de una escalera, para demostrar otras tesis o principios superiores hasta elevarnos a la idea de bien. En este último caso, dejamos de lado las hipótesis y «nos encaminamos hacia el principio interno», ayudado de las «artes auxiliares» (geometría, astronomía…)
Platón perfeccionó el método de su maestro conservando la forma de contraponer las ideas. Para Platón el elemento inicial del diálogo que el alma sostenía consigo misma, es la IDEA INTUITIVA que se va esclareciendo a través del proceso crítico que la razón sigue en su discurrir. Este discurrir se realiza anteponiendo a cada idea (tesis) otra que la contradice (antítesis) hasta lograr su depuración. La existencia de la idea intuitiva la explica Platón mediante el mito de la caverna (Platón, La República, libro séptimo).

Luego la dialéctica tienen dos partes: la intuición de la idea, y el esclarecimiento de dicha idea. Platón supone que el alma, antes de estar encerrada en el cuerpo, habitó en el Topos Uranos, un mundo de perfección, donde conoció a las ideas, es decir las esencias y modelos de todas las cosas. Al encarnar, olvido todo lo que vio. Cuando el hombre busca la verdad tiene que recordar algo de lo que vio en el Topos Uranos, este recuerdo es el elemento intuitivo inicial que tiene que esclarecer mediante el método discursivo. Este esclarecimiento nunca es absoluto y por ello el entendimiento humano nunca puede lograr el conocimiento absoluto.

Los grados del conocimiento

En el libro VI de La república, Platón desarrolla detenidamente el tema del conocimiento. Distingue dos tipos de conocimiento: el sensible y el intelectual, cada uno de los cuales posee diversos grados.

El conocimiento sensible tiene como objeto el mundo sensible que es cambiante. No lo considera un conocimiento en sentido pleno y recibe el nombre de opinión.

El conocimiento intelectual tiene como objeto el mundo inteligible, que es inmutable, y al cual da el nombre de inteligencia.






La opinión la divide en:

- Imaginación, opinión que se refiere a «las sombras y reflejos de las cosas».
- Creencia, opinión que no se justifica por un razonamiento riguroso y que se refiere a los objetos del mundo sensible.

En la inteligencias, Platón distingue entre:

- Pensamiento (conocimiento discursivo), propio de las matemáticas y de otras ciencias exactas (música, astronomía) que emplean un método hipotético.
- Conocimiento (conocimiento dialéctico), un saber riguroso que es fruto de la contemplación directa de las Ideas, en particular de la Idea de Bien. Constituye la Dialéctica, único grado del conocimiento merecedor para Platón de tal nombre.



Dianoia y noesis configuran los que Platón denomina episteme, esto es, ciencia, un conocimiento que es necesario porque se refiere a aquello que permanece siempre idéntico a sí mismo, que no puede ser de otra manera. Es, de igual modo, universal, y ello en un doble sentido: en lo que se refiere al objeto de conocimiento, pues quien alcanza la episteme conoce la totalidad de lo real, y en lo que respecta al sujeto de conocimiento, ya que todos los hombres que alcanzan la episteme conocen lo mismo de lo mismo.

El conocimiento científico, pues, es el necesario y universal, aquel que tiene por objeto lo que no puede ser de otra manera.

Este proceso de ascensión dialéctica desde las cosas a las ideas es arduo y fatigoso. ¿Qué motivación nos anima? ¿Qué fuerza nos arrastra? Para Platón, aquello que nos mueve al conocimiento es el amor (eros).



sábado, 31 de octubre de 2009

La Idea del Bien y su analogía con el Sol

En la revista de filosofía A Parte Rei podemos encontrar un árticulo en que el autor comenta algunos aspectos de la Idea del Bien en Platón. En un apartado trata expresamente de la analogía de ésta con el Sol y he seleccionado algunos párrafos que resultan claves:

En la República, Platón no hace un estudio sistemático y detallado de la Idea del Bien sino que prefiere abordar la cuestión de una manera indirecta, es decir, comparándola con algo a lo que puede parecerse mucho. Diremos entonces que la va a explicar por analogía con el Sol y que por ello podemos considerar que las funciones del Bien en el mundo inteligible respecto del alma y las ideas, es similar al comportamiento del Sol respecto de la percepción visible y los objetos.

Platón presenta nos describe dicha analogía resaltando en ella dos dimensiones: «la epistemológica y la ontológica. Epistemológicamente, igual que el órgano de la visión necesita que la luz que emana del Sol irradie los objetos mundo visible para ser percibidos, el alma necesita una cierta luz emanada del Bien para aprehender o concebir los objetos del mundo inteligible».

En cuanto al ámbito ontológico, «la analogía presenta comparativamente los efectos o manifestaciones causales del Sol y el Bien. Como el sol “engendra”, así también el Bien es fuente de generación. Y de la misma forma que lo engendrado ha de guardar una cierta semejanza con lo que engendra, así el mundo sensible ha de asemejarse a la estructura del “logos” del que participa. Así, nos dice, mientras que el Sol proporciona a los objetos del mundo sensible el hecho de poder ser percibidos, su generación o aparecer a la existencia espaciotemporal concreta y su crecimiento […], el Bien proporciona a las ideas el hecho de ser inteligibles (o aprehensibles por el alma), el ser o existencia y su esencia».

El Sol es el punto central y más elevado del mundo sensible, así como el Bien es el punto central y más elevado del mundo de las ideas. Por eso, el Bien es aquello que hace verdaderos (es decir, reales desde un punto de vista ontológico) a los objetos del conocimiento, a los que proporciona tanto la esencia como la existencia.

Diremos entonces que el Bien es el fundamento de las Ideas y del conocimiento que podemos tener acerca de éstas. Por muy hermoso que puedan ser el conocimiento y la verdad, debemos pensar al Bien como otra cosa distinta y más bella. «Así como el Sol es lo que dirige y posibilita el dinamismo de esa realidad de abajo (el cambio, la vida, el devenir) y, en consecuencia da el ser a lo espaciotemporalmente concreto siendo, con todo, algo que supera en dignidad y poder todo lo que deviene, Platón presenta al Bien como fuente y dueño de las cosas de arriba, productor y dueño del modelo eterno. Siendo esto así, es decir, aceptando que el Bien no es esencia, sólo impropiamente podemos considerarlo como una idea. Es “idea” en la medida en que forma parte de esa otra realidad inmutable y eterna, siendo la fuente de la misma. No es “eidos” en la medida en que su naturaleza no es esencial».

«La idea del Bien en la República», Salvador Sánchez Saura, A Parte Rei, revista de filosofía, nº 12.
http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/salvador.pdf

Glosario de términos onto-epistémicos

Analogía, análogo. Es una relación de semejanza entre cosas. Se establece un razonamiento con atribuciones semejantes. La Idea de Bien tiene la expresión platónica del sol. El sol es a lo sensible como la Idea de Bien a lo inteligible.

Artesano. Es el Demiurgo platónico, un dios supremo o hacedor que no crea el mundo de la nada, sino que lo fabrica atendiendo a una Idea, actúa sobre la materia que él no ha hecho.

Bien. En mayúscula es la Idea de Bien. En minúscula se refiere a las acciones de los seres sensibles buenos, tiene un sentido moral.
Ciencia. (Episteme). Es el conocimiento verdadero universal y necesario. Es el auténtico saber, el conocimiento racional del mundo ideal o inteligible.

Cognoscible. Platón lo aplica a los seres inteligibles, de los que se puede tener ciencia, frente a los sensibles de los que se puede tener opinión.

Conjetura. Juicio que se forma de una cosa por indicios y observaciones.

Creencia. (pistis) Es tener por cierto algo que el entendimiento no puede probar. En Platón es la forma superior de la opinión (doxa). No es conocimiento, puesto que su material son las percepciones sensibles.

Dialéctica. Camino de ascenso hacia la verdad o proceso racional (discurso) que permite elevarse progresivamente hacia el conocimiento de las ideas superiores. La dialéctica. Este método, en cierta medida de herencia socrática, facilita el recto mirar en dirección a la Idea para alcanzar la verdad: la contemplación de la forma pura de cada cosa, de la cual obtienen su realidad y sentido cada una de las cosas en general.

Educación. Es el paso de la ignorancia al conocimiento (estudio supremo). En el Estado platónico tiene una gran importancia, puesto que siguiendo la máxima socrática , “la virtud es conocimiento”(intelectualismo moral), la educación mejorará notablemente a los ciudadanos, mediante un proceso de instrucción que tiene dos niveles. Primario, todos los ciudadanos se educan mediante la gimnasia y la música. Un segundo nivel, reservado a los futuros gobernantes, estudiando matemáticas y dialéctica.

En sí. Ser en sí es un rasgo que se opone a ser en otro. Los seres inteligibles son los seres “en sí” porque son todo lo que lo que su ser les permite ser. No tienen limitaciones, como los seres “en otro” que son materiales y mutables. Se aplica a la belleza “en sí”, la justicia “en sí”, la verdad “en sí”,etc, que tienen rango de Ideas.

Esencia. Es aquello que hace que una cosa sea lo que es.. Una manera de ser constante y permanente. La esencia de una cosa es lo que una cosa es a pesar de los cambios de estado o apariencia.
Estudio supremo. Es el conocimiento más elevado que el alma puede acceder. El objeto es la Idea de Bien. Representa la última etapa de estudio de los gobernantes.
Idea. Deriva de la palabra indoeuropea veidos que significa “ver con los ojos de la mente”. En platón su significado tiene matices deferentes, aunque emparentados con esencia, universal, realidad ideal arquetipo o causa. Son entidades inmateriales, absolutas, inmutables perfectas e independientes del mundo físico. Son más que conceptos o representaciones mentales.

Idea de Bien. Es la Idea cúspide y objeto de estudio supremo. Es a lo que debe tender todo lo que hay en el mundo sensible. Es un principio de superación plenitud o perfección. Es la causa de la existencia de las ideas y su verdad.

Ignorancia. En el mito de la caverna, es la situación en la que se encuentran los prisioneros antes del proceso educativo. Su conocimiento del mundo es erróneo, porque los seres que conocen son sólo sombras. Están en el ámbito de la opinión.

Imágenes. (Eikasía) Son los seres que forman el nivel inferior de la opinión. Son las sombras, los reflejos en el agua. Se forman conjeturas sobre ellos.

Inteligir. Es la actividad propia de la inteligencia. Es “ver con los ojos de la mente”, es conocer los modelos , las formas, las esencias lo que tienen en común todos los objetos del mismo tipo, es captar o conocer su Idea.
Lo que es. Rasgo de los seres inteligibles. Se aplica a las Ideas. Estas “Son” tienen Ser distinto de los seres que devienen, (devenir) “que pueden llegar a ser”. Los seres que “devienen “ Son los seres sensibles, temporales. Por contrapartida están los seres “que son” (lo que es), son seres fuere del espacio y tiempo.

Luz.. Se refiere a la luz del fuego. Sol luna astros. Representa las distintas fuentes del ser. Cuanta más “claros” más cercanos están a las ideas superiores.Es el efecto de los más elevados a los menos.

Opinión. (Doxa) Es un conocimiento parcial no-verdadero, insuficiente, incompleto, mudable, corruptible, por remitirnos aún a lo sensible y no haber obtenido la esencia de su verdad del mundo inteligible, absoluto, inmutable, perfecto, el mundo de las formas o ideas. Se basa en la experiencia o sensibilidad. No es auténtico conocimiento, sino creencia.

Pensamiento discursivo. Es la actividad propia del alma por el que se conocen los objetos matemáticos. La palabra discursivo alude al carácter de proceso en el que se van deduciendo consecuencias desde unos principios.

Placer. Satisfacción, sensación agradable producida por la realización de los que nos gusta. Es lo que experimenta el alma concupiscible cuando obtiene el objeto de deseado. Según Platón el placer puede ser una consecuencia del bien que debe perseguir el hombre, pero nunca el bien mismo.

Por sí. Los seres “por sí” son los seres inteligibles. Esta expresión se opone a “lo que es por otro”; las Ideas existen por sí mismas, tienen entidad propia. La causa de su existencia no está en otro lugar. Los seres sensibles existen gracias a la participación en las Ideas, es decir existen “por otros” seres. Por sí solos no son nada.

Principio. Fundamento, origen, razón y causa explicativa de aquello de los es principio .En matemáticas son los supuestos desde donde arrancan las demostraciones. En Dialéctica son también la conclusión a la que el razonamiento llega la Idea superior. Explica la existencia de las Ideas.

Principio de todo. La Idea de Bien. Es el principio de todo porque es la causa de todos los seres y, por ello, los explica a todos. Es el “principio incondicionado”.
Problema del conocimiento. El problema del Conocimiento como un ascenso progresivo del alma, desde las realidades inferiores sensibles hasta la realidad única superior e inteligible, que es el momento en que llegamos a la cima de la comprensión de la cosa, convirtiéndose esta en "idea" o "eidos", este es el prototipo sin tiempo de toda la realidad existente y de la cual emana toda la verdad y conocimiento para el hombre. Obviamente en este proceso diferenciamos la doxa (opinión), de la episteme (ciencia).

Razón. Se refiere a la capacidad del alma para conocer mediante dos facultades, la inteligencia y la razón como pensamiento discursivo.

Real. Tiene dos sentidos. Se aplica a los seres inteligibles, porque son los verdaderos “los que son” frente a los sensibles que devienen (llegan a ser), cambian. En segundo lugar se utiliza real para relacionar seres imaginados (por los prisioneros) con los seres ontológicamente más reales según el orden sombras-objetos físicos-objetos matemáticos Ideas.
Sabiduría. Una de las tres virtudes necesarias para conseguir la justicia ética y políticamente. Es propia del alma racional.

Seres inteligibles. Son los seres verdaderos, inmutables, necesarios y universales. Generan conocimiento verdadero o ciencia (episteme). Son los objetos matemáticos y las Ideas. Son los que únicamente se les puede llamar “seres”, ya que son “en si” y existen “por sí”. No dependen del mundo físico ni de los sujetos que los piensan. Constituyen uno de los dos ámbitos del ser. Es superior al sensible. Es el mundo inteligible.

Seres sensibles. Son seres materiales, individuales, múltiples, contingentes y cambiantes, que nacen y perecen (corruptibles) Son seres que devienen, luego no son los verdaderos seres. Son las imágenes sombras. y los seres físicos, de los que tenemos opinión (doxa). Es inferior al inteligible.

Sol. Representa la Idea de Bien. Mediante el sol se explica el proceso de conocimiento y los grados de realidad. SÍMIL DEL SOL-BIEN.Este símil, nos hace referencia a lo que nosotros llamamos o conocemos como la "Teoría de las Ideas" en Platón, de la cual ya hablamos someramente en párrafos anteriores. Esta teoría nos indica varias formas de ver el mundo en Platón, en el cual las ideas son entes reales que nos acompañan en todo momento, y las cuales comparten la universalidad y la unicidad al mismo tiempo.

Sombras. En el mito de la caverna Pueden ser las sombras de los objetos de la caverna o de los prisioneros de la caverna, que representan a las imágenes, o las sombras de los seres naturales del exterior que representan a los seres inteligibles. En el símil de la línea sombra se refiere directamente a los seres sensibles que se clasifican dentro de las imágenes.

lunes, 26 de octubre de 2009

Materiales para elaborar el contexto sociocultural y filosófico de Platón

Pincha aquí para consultar estos interesantes materiales de la web Akademos


Podreis encontrar los siguientes apartados:
- La educación en Grecia.
- Sofística y retórica.
- El arte griego.
- La religión griega.

Platón y su teoría del conocimiento

La epistemología platónica está directamente relacionada con la metafísica. Ahora que ya sabemos cuál es la verdadera realidad (el mundo de las Ideas) tendremos que cuestionarnos cómo nos es posible acceder a esta. Platón desarrolla a lo largo de sus diálogos tres tesis distintas sobre el conocimiento humano.

La reminiscencia: conocer es recordar

Este principio es planteado por Platón para resolver un problema que ya formularan en su día los sofistas: ¿Cómo es posible el conocimiento humano, si éste consiste en ir en busca de lo que no se conoce? Lo que se cuestiona aquí, dicho en otras palabras, es cómo es posible encontrar la verdad si no se sabe cuál es la verdad. Para resolver esta aporía, Platón recurre a la tesis de la reminiscencia: en realidad, el ser humano no conoce las cosas, sino que las reconoce. Para Platón, el alma existe antes de encarnarse en un cuerpo, y conocía ya todas las Ideas (no olvidemos que el alma humana, como veremos más adelante es afín a las ideas). Lo que ocurre es que al nacer olvida todo lo que sabe, y necesita que el conocimiento sensible sirva como provocación a ese conocimiento perdido. Es este uno de los pocos momentos en los que la sensación recibe una valoración positiva: sirve como ocasión para desencadenar todo un proceso imparable de conocimiento que nos llevará de nuevo hasta las Ideas. Esta teoría la expone Platón de un modo mitológico en el Fedro:

“Todo lo que tiene alma tiene a su cargo lo inanimado, y recorre el cielo entero, tomando unas veces una forma y otras otra. Si es perfecta y alada, surca las alturas, y gobierna todo el cosmos. Pero la que ha perdido sus alas va a la deriva, hasta que se agarra a algo sólido, donde se asienta y se hace con cuerpo terrestre que parece moverse a sí mismo en virtud de la fuerza de aquélla. Este compuesto, cristalización de alma y cuerpo, se llama ser vivo, y recibe el nombre de mortal.”

A continuación, describe Platón el lugar donde moran los dioses, caracterizado por la belleza, la bondad y la sabiduría, parándose a especificar algunos detalles de esta vida divina. Un poco más adelante, continua de la siguiente manera:

“Tal es, pues, la vida de los dioses. De las otras almas, la que mejor ha seguido al dios y más se le parece, levanta la cabeza del auriga hacia el lugar exterior, siguiendo, en su giro, el movimiento celeste, pero, soliviantada por los caballos, apenas sí alcanza a ver los seres. Hay alguna que, a ratos se alza, a ratos se hunde y, forzada por los caballos, ve unas cosas sí y otras no. Las hay que, deseosas todas de las alturas, siguen adelante, pero no lo consiguen y acaban sumergiéndose en ese movimiento que las arrastra, pateándose y amontonándose, al intentar ser una más que otras. Confusiones, pues, y porfías y supremas fatigas donde, por torpeza de los aurigas, se quedan muchas renqueantes, y a otras muchas se les parten muchas alas. Todas, en fin, después de tantas penas, tienen que irse sin haber podido alcanzar la visión del ser; y, una vez que se han ido, les queda sólo la opinión por alimento. […] Cualquier alma que, en el séquito de lo divino, haya vislumbrado algo de lo verdadero, estará indemne hasta el próximo giro y, siempre que haga lo mismo, estará libre de daño. Pero cuando, por no haber podido seguirlo, no lo ha visto, y por cualquier azaroso suceso se va gravitando llena de olvido y dejadez, debido a este lastre, pierde las alas y cae a tierra. […] Conviene que, en efecto, el hombre se dé cuenta de lo que le dicen las ideas, yendo de muchas sensaciones a aquello que se concentra en el pensamiento. Esto es, por cierto, la reminiscencia de lo que vio en otro tiempo, nuestra alma, cuando iba de camino con la divinidad, mirando desde lo alto a lo que ahora decimos que es, y alzando la cabeza a lo que es en realidad.” (Fedro, fragmentos escogidos entre 246b-249c)

Esta teoría, que aparece mitológicamente expresada en el Fedro, encuentra una contrapartida práctica y un desarrollo conceptual en el Menón, diálogo en el que Platón nos relata la escena del esclavo. En este diálogo, Sócrates le pide a Menón que traiga un esclavo, para demostrar cómo es posible que éste recuerde, a través de sencillas preguntas, conocimientos matemáticos que no ha podido aprender a lo largo de su vida. Sócrates tan sólo pone una condición, al preguntar a Menón sobre el esclavo: “¿Es griego y habla griego?”. Con esta sencilla condición, Sócrates logra que el esclavo demuestre de un modo geométrico, a partir de ingeniosas preguntas, el teorema de Pitágoras. En una tesis aparentemente sencilla, como la de la reminiscencia, no sólo aparecen las ideas innatas, sino también una honda teoría del lenguaje sobre la que Platón habla en otros diálogos.

La dialéctica como modo de conocimiento

En los diálogos de madurez van desapareciendo las referencias a la reminiscencia, para dejar paso a un concepto que irá tomando cada vez más peso: la dialéctica. Esta palabra tiene en Platón dos sentidos:

Entendida como método: en los diálogos iniciales consiste en el juego de preguntas y respuestas que pone en práctica Sócrates con el fin de llegar a la verdad. El fin último de la dialéctica sería lograr la definición de las cosas, o solucionar las cuestiones que se debaten en los diálogos.

Entendida como ciencia (como saber): sería el más alto grado de conocimiento y consistiría en la contemplación intelectual de las Ideas. Aquel que logre conocer de un modo dialéctico es capaz de mirar con su razón, con su inteligencia, directamente a las Ideas, y por ello, será el considerado “sabio”.

Platón expone las diferentes formas de conocimiento en un pasaje de la República, conocido como el “símil de la línea”. Este fragmento es particularmente importante: en él no sólo aparecen todos los grados de conocimiento, sino que también se explica la relación existente entre la metafísica (el ser, la realidad, duplicación de los mundos) y la teoría del conocimiento. Platón distingue las siguientes clases de conocimiento:

Opinión (doxa): es el conocimiento sensible, cuyo objeto son las cosas materiales. Ésta a su vez se subdivide en otros dos tipos de conocimiento: la imaginación y la creencia. La imaginación (eikasía) es el conocimiento de imágenes, y es el conocimiento más imperfecto. Por encima de este (pero aún dentro de la opinión) estaría la creencia (pístis), que sería el conocimiento de objetos. El mundo de la opinión es el propio de los sofistas: éstos tendrían razón al decir que no existen verdades absolutas si la única realidad existente fuera aquella a la que podemos acceder a través de la opinión. Sin embargo, como sabemos, Platón afirma la existencia de otra clase de realidad y por tanto de un tipo de conocimiento superior.

Ciencia (episteme): es el conocimiento inteligible, cuyo objeto son las Ideas, el ser eterno e inmutable. La ciencia también se divide en otras dos formas de conocimiento: la inteligencia discursiva (dianoia) y el pensamiento (noesis). La inteligencia discursiva es el pensamiento propio de las matemáticas. Se trata, efectivamente de un conocimiento superior a la opinión (es más abstracto), pero requiere aún de una apoyatura sensible, sea una figura geométrica o las líneas de una demostración. La inteligencia discursiva es la que “discurre” de una premisa a otra, la que razona con figuras. La matemática (y todo el razonamiento lógico) necesitan apoyarse en presupuestos previos, por eso aplican un conocimiento discursivo descendente (de los presupuestos a “lo deducido”). Sin embargo, el pensamiento (como resultado último de la dialéctica) prescinde de cualquier apoyatura sensible, de cualquier referencia a algo material. Su conocimiento es discursivo, sí, pero ascendente: se parte de la contemplación directa de una Idea, y a partir de ésta se va descubriendo las relaciones que hay entre las distintas Ideas (la symploké de la que hablábamos antes). El dialéctico no recurre de ningún modo a imágenes o cualquier otro material sensible. Además, la dialéctica incluye un segundo momento (particularmente importante en su aplicación práctica) que es el descenso desde la Idea Suprema al resto de Ideas, logrando así una visión conjunta de las todas las Ideas y sus relaciones. De hecho, las implicaciones prácticas de este camino de descenso aparecen en el mito de la caverna, donde Platón defiende que es necesario que el dialéctico esté dispuesto a descender al mundo sensible y enseñar a los demás a alcanzar el conocimiento de las Ideas.
¿Cómo se llega a esta “contemplación” de Ideas? Platón no es del todo claro al respecto (y muchos autores posteriores negarán que exista tal conocimiento). Lo que sí está claro es que todo este esquema deja ver la valoración platónica del conocimiento abstracto. Por ello no es de extrañar, por ejemplo, que Platón pensara que las matemáticas son uno de los saberes más altos (tan sólo superado por la dialéctica) y que considerase que la matemática era un ejercicio muy adecuado para prepararse al conocimiento de las Ideas. Se dice que a la puerta de la Academia había un letrero en el que ponía: “Que nadie entre sin saber geometría”. En esta misma línea, la música (precisamente por ser un arte efímero, inmaterial) es también un modo de preparación para llegar al mundo de las Ideas, tan sólo accesible para el alma. El esquema del símil de la línea podría ser el siguiente:





Merece la pena destacar la conexión que existe entre la metafísica y la teoría del conocimiento: a cada tipo de realidad le corresponde una forma de conocimiento. Por otro lado, el símil está también relacionado con el mito de la caverna: la ascensión que describe Platón de una forma metafórica en el mito, aparece recogida de un modo conceptual en el símil de la línea.

El amor como vía de acceso a las Ideas


El amor es considerado por Platón una vía privilegiada de acceso al mundo de las Ideas. Sería una especia de “dialéctica emocional”, en la medida en que, por medio del amor, también nos vemos involucrados (de un modo emocional o experiencial) en un proceso abstractivo similar al que ejecuta la dialéctica. El amor, en su expresión más alta, consiste para Platón en una idealización o “desmaterialización” del objeto amado: lo que comienza como una mera atracción física (en el mundo sensible) puede terminar llevándonos hasta la Idea suprema. El proceso podría ser descrito del siguiente modo: se comienza amando un cuerpo bello, de ahí se pasa al amor por la belleza del alma de la persona amada. A partir de aquí se ama todas las almas bellas, hasta llegar a la Idea de belleza, y de ésta a la Idea suprema. El amor sería una forma de ir ascendiendo por diversos grados o escalones, desde lo concreto hasta lo más abstracto, pudiéndose llegar incluso a la Idea de Bien. Así queda reservada una vía emocional y experiencial, un modo de acceso a las Ideas para aquellos que quizás no pueden conocerlas de un modo intelectual.

http://www.boulesis.com/

Influencias culturales, sociales, históricas y filosóficas de Platón




Hay fundamentos sólidos para considerar a Platón como el verdadero fundador de la filosofía como nueva «disciplina institucionalizada», como disciplina académica (que no puede confundirse con lo que hoy llamamos filosofía universitaria, de profesores para profesores). Podría decirse entonces que antes de Platón no hubo propiamente filosofía, sino prehistoria de la filosofía, filosofía presocrática, como designó Panecio el Estoico a todos los pensadores que antecedieron a Sócrates.


Arístocles de Atenas, apodado Platón (Πλάτων = «el de anchas espaldas»), nace, probablemente, el año 428-427 a.n.e. en Atenas, o quizás en Aegina. Pertenecía a una familia noble. Su padre, Aristón, se proclamaba descendiente del rey Codro, el último rey de Atenas. Su madre Períctiona, descendía de la familia de Solón, el antiguo legislador griego. Era además hermana de Cármides y prima de Critias, dos de los treinta tiranos que protagonizaron un golpe de estado oligárquico el año 404. Platón tuvo dos hermanos, Glaucón y Adimanto, y una hermana, Potone. A la muerte de Aristón, Períctina se casó con su tío Pirilampo, amigo y partidario prominente de Pericles, con quien tuvo otro hijo, Antifón.

Platón tuvo una educación esmerada en todos los ámbitos del conocimiento. Es posible que se iniciara en la filosofía con las enseñanzas del heracliteano Cratilo. A los veinte años (407) tiene lugar el encuentro con Sócrates: acontecimiento decisivo para Platón. Sócrates contaba entonces 63 años y se convertirá en su único maestro hasta su muerte. Tanto por sus relaciones familiares, como por vocación, Platón tuvo la intención de adentrarse en la vida política. Pero, según narra en la Carta VII, dos sucesos decisivos le hicieron desistir de ello. Durante el régimen de los treinta tiranos sus parientes (Critias, Cármides) y conocidos le invitan a colaborar con el gobierno: «Yo me hice unas ilusiones que nada tenían de sorprendente a causa de mi juventud. Me imaginaba, en efecto, que ellos iban a gobernar la ciudad, conduciéndola de los caminos de la injusticia a los de la justicia». Pero las acciones criminales iniciadas por el nuevo gobierno desilusionaron a Platón; sobre todo por el intento de mezclar a Sócrates («el hombre más justo de su tiempo») en el prendimiento de León de Salamina (un exiliado del partido demócrata) para condenarlo a muerte. Pero «Sócrates no obedeció y prefirió exponerse a los peores peligros antes de hacerse cómplice de acciones criminales». Los exiliados del partido democrático se rehicieron bajo la dirección de Trasíbulo y, con el apoyo del pueblo ateniense, derrotaron a los oligarcas. Al principio los hombres del nuevo gobierno utilizaron una gran moderación, votando icluso una amnistía, para poner fin a la guerra civil. De nuevo Platón se siente inclinado a mezclarse en los asuntos del estado; pero ocurre que bajo el nuevo gobierno tiene lugar el proceso y condena de Sócrates: «he aquí que gentes poderosas llevan a los tribunales a este mismo Sócrates, nuestro amigo, y presentan contra él una acusación de las más graves, que él ciertamente no merecía de manera alguna: fue por impiedad por lo que los unos le procesaron y los otros lo condenaron, e hicieron morir a un hombre que no había querido tomar parte en el criminal arresto de uno de los amigos de aquéllos, desterrado entonces, cuando, desterrados, ellos mismos estaban en desgracia». La injusticia del orden oligárquico y los errores de la democracia conducen a Platón a orientar su pensamiento en el sentido en encontrar un fundamento sólido para poder instaurar un orden justo: «Entonces me sentí irresistiblemente movido a alabar la verdadera filosofía y a proclamar que sólo con su luz se puede reconocer dónde está la justicia en la vida pública y en la vida privada. Así, pues, no acabarán los males para los hombres hasta que llegue la raza de los puros y auténticos filósofos al poder o hasta que los jefes de las ciudades, por una especial gracia de la divinidad no se pongan verdaderamente a filosofar»

El año 399 tiene lugar la condena y muerte de Sócrates que despejarán los posteriores caminos del padre de la Filosofía académica. Temiendo ser molestado por su condición de amigo y discípulo de Sócrates, Platón se refugia en Megara donde permaneció probablemente tres años, entrando en relación con la escuela y con Euclides de Megara. Posteriormente partió para Africa, visitando, primero, Egipto y, después, la Cirenaica, donde frecuentó a Aristipo de Cirene y al matemático Teodoro. A partir de este momento se dan varios versiones de sus viajes. Para unos regresa directamente a Atenas, para otros va a Italia meridional a fin de conocer las sedes pitagóricas y a Arquitas de Tarento.

Hacia el año 388 abandona Italia (o Atenas) para dirigirse a Sicilia. En Siracusa reina un griego, Dionisio I el Anciano, que tiene en jaque a los cartagineses y se ha convertido en amo de Sicilia. Platón intima con Dión, cuñado de Dionisio, gran admirador de los socráticos. El caso es que después de ser llamado por el rey, el propio Dionisio lo expulsa (no se conocen exactamente los motivos). Embarca en una nave espartana que hace escala en la isla de Aegina, a la sazón en guerra con Atenas, y Platón es hecho esclavo y luego rescatado por Anníceris, a quien había conocido en Cirene. En el 387 regresa a Atenas y funda la Academia, primera escuela de filosofía organizada, origen de las actuales universidades. Allí permanecerá durante veinte años dedicado al estudio y a la enseñanza.

Pero el filósofo volverá en otras dos ocasiones a Siracusa. El año 367 muere Dionisio I y le sucede en el trono su primogénito Dionisio II. Dión concibe la idea de traer a Platón a Siracusa como tutor del sucesor de su cuñado. Platón no era optimista sobre los resultados, pero Dión y Arquitas le convencen haciéndole ver las perspectivas de reformas políticas que se le ofrecen. Platón acude a Siracusa dejando a Eudoxo al frente de la Academia. Muy pronto el joven Dionisio ve en Dión y en Platón dos rivales, por lo que destierra a Dión y más tarde hace lo mismo con el filósofo. Con todo les promete el regreso.

El año 366 vuelve a Atenas donde permanecerá seis años. Posteriormente (361) Dionisio invita de nuevo a Platón y el filósofo se dirige a Siracusa acompañado de varios discípulos. Heráclides Póntico es ahora el encargado de regir la Academia. De nuevo, la actitud de Dionisio fue tajante con el ateniense que, preso, consiguió ser liberado merced a la intervención de Arquitas. Una vez libre regresó a Atenas. Pero Dión no cejó en su empeño, sino que reclutó un ejército del que formaban parte discípulos de Platón, venció a Dionisio e instauró una dictadura. Sin embargo a los tres años fue asesinado por su amigo, el platónico Calipo.
Platón, por su parte, continuó en Atenas su trabajo al frente de la Academia hasta el año 348-347, fecha probable de su muerte.


Los estudios de la Academia


Tras el regreso a Atenas, después de su primer viaje, Platón funda en el año 387 la Academia, en un bosque cercano a Atenas dedicado al héroe Akademos. La Academia está pensada según el modelo de las sedes pitagóricas de las cuales es heredera.

El tema de los estudios de la Academia ofrece gran dificultad, pues los diálogos platónicos no son un desarrollo del programa de la Academia, aunque sólamente a través de ellos se puede conocer este programa. Los estudios de la Academia tendrían que ver con el conjunto de disciplinas necesarias para la formación de los filósofos gobernates, tal como se presentan en el libro VII de la República: la aritmética (522 c), la geometría (526 c), astronomía (528 e), música (531 a-c), y dialéctica (532-537). En el Epínomis –de dudosa atribución a Platón, su autoría se debe probablemente al platónico Filipo Opuntio–, cuyo objeto es determinar qué estudios conducen a la sabiduría, se ofrece una lista de disciplinas que sigue fielmente lo expuesto en el libro VII de la República.

Uno de los principales campos de investigación lo constituyó la dialéctica, concebida como el arte de pensar ligado al lenguaje, como una gramática de las ideas, elaboración técnica de los conceptos y de sus relaciones. La dialéctica es la forma suprema de la actividad pedagógica (discusión, discurso, argumentación). Sin embargo, Platón opina que su enseñanza antes de los treinta años podría ser muy perjudicial.

El otro campo de investigación lo constituyó la construción matemática-astronómica del cosmos. La Academia se convirtió en la sede de la matemática griega donde brillaron hombres como Teeteto y Eudoxo de Cnido (400-347). En su frontispicio figuraba la siguiente inscripción: «Nadie entre aquí sin saber geometría». El estudio de las diferentes partes de las matemáticas (geometría, aritmética y teoría de los números) constituía la propedéutica necesaria a la dialéctica. La astronomía no era entendida como una disciplina del fenómeno astral, sino como una geometría de los astros, como una estereometría que lleve a la aplicación de las proporciones y a la explicación de los astros en sí (República, 529 c-e). En la investigación astronómica brillaron hombres como Eudoxo, Calipo (fl. 344) y Heráclides Póntico (390-310). Pero tampoco se descuidaron otros campos de investigación. Espeusipo, sobrino y sucesor de Platón en la Academia, era un escritor voluminoso en historia natural, y los trabajos biológicos de Aristóteles pertenecen en su mayor parte a su período académico, inmediatamente posterior a la muerte de Platón. La Academia era también particularmente activa en jurisprudencia y legislación: Eudoxo y Aristóteles escribieron leyes para Cnido y Stagira.
A la muerte de Platón (347 a.n.e.) la Academia pasa a manos de su sobrino Espeusipo y la tendencia matematizante sobresale sobre las demás. A la muerte de éste (339 a.n.e.) se convierte en escolarca Jenócrates de Calcedonia hasta el año 314. Le sucedieron Polemón de Atenas, muerto el año 270, y Crates Platónico, muerto el año 268. Todos ellos pertenecen a la denominada Academia Antigua que se prolongará en la Academia Media con Arcesilao (341-241 a.n.e.) al que seguirán como escolarcas Lacides, Teleles, Evandro, Hegesino, y en la Academia Nueva con Carnéades (flor. 150 a.n.e.). Durante el período medio y nuevo de la Academia, el platonismo se mezcla con el movimiento escéptico cuyos representantes utilizan la Academia como plataforma en su lucha contra el estoicismo. En la vida de la Academia se suele hablar de una cuarta Academia (platonismo ecléctico) cuyo radio de acción es el siglo I a.n.e. y que tiene como principales representantes a Filón de Larisa, Antíoco de Ascalón y Cicerón. La vida de la Academia tuvo un desarrollo casi ininterrumpido durante casi nueve siglos. Los siglos I y II d.n.e. son denominados del platonismo medio y sus principales representantes son Plutarco de Queronea (45-120) y Apuleyo de Madaura (siglo II). Posteriormente la Academia confluye, de los siglos III al V, con el movimiento neoplatónico hasta que fue cerrada por orden del emperador Justiniano en el año 529, siendo sus principales representantes el escolarca Damascio y Simplicio.


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